Monday, December 22, 2008

Lope el Loco en camuflaje / El sueño de El Dorado / Los farsantes


Esta es la vida en escala,
la existencia, la historia, las palabras
en la anonimia sedienta de ser,
en el hambre de actos.

Yo sé que el camuflaje
es un modo de vivir, quehacer
inauténtico y constante,
¿lo será por siempre?

La vida ha sido la cadena
del viejo Ayer Brutal que se pervive.
Una jerarquía de inquisición y truhanería.

Mas sepamos: ¡hay corazones
que se queman vivos,
unos porque la tortura o la hoguera
ya les fue recomendada;
otros, porque herederon su mundo
en crudo incendio,
con poco amor contiguo!


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El sueño de El Dorado

Ya es difícil robarse la ambrosía.
Quitar su fruto al árbol del consuelo.
Sacar del hambre su última esperanza.
Decir Placer, eres mío.
Los potentados se apropiaron del Olimpo.
Con ojos de gacela y lengua de sierpe
todo y otro tanto y todo tiene dueño.
Cada espacio es ajeno.
Cada ruta es prohibida.

El Tártaro se ha vuelto: soledad cotidiana.
La campiña es el templo de expiaciones.
Arrojado está, sumergido hasta la nuca
en charco de perpetuaciones,
el pobre corazón que, en selvas
de Turingia, pagano de los montes,
a Venus cantar quiso, iba cantando.
Se atrevería a adorarla,
a desafiar los cuchillos.

El sueño de El Dorado se ha olvidado.
Lope de Aguirre diez mil veces ha muerto.
Están torcidos, proscritos, perseguidos,
el golfo y los pilluelos, el poeta y el anciano,
los que robaron un pan y son mendigos,
atorrantes que huyen, orgullosos que sufren.

El pordiosero está en el camino de la noche fría,
deprimido, enfermo, incomprendido.
El Olimpo es su cementerio de zanjones,
hospicio de colmenas y de cárceles,
sanatorio de anonimias y recelos.

03-02-1986 /
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Los farsantes

Siempre farsantes hablaron por tí
y nosotros, tus muertos malvestidos, somos.
Por gusto de llevarnos la contraria,
¡peleamos y conquistamos y morimos!
¿y qué sacamos?

Autoritarias cortes
de Trastamaras, Habsburgos y Saboyas
y gentes con voces exquisitas,
sin gratitud alguna, han dicho:
sóis plebeyos, gañanes,
mirad al cielo,
esperad en rodillas,
y así olvidamos, como pueblo,
que más vale saber lo que conviene
que hallar belleza intelectual de sabihondos
y cortesanos que escriben en latín
sus idioteces, o en versos italianos,
y el hatajo de sus vanidades
ya son manifiestos babiecas
y me dan asco...

12-03-1977 /
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